El un lugar donde prefiero no acordarme, las personas ciegas las llevan al vestíbulo de la Gran Mezquita, para que pasen el día. Allí rezan, y también reciben peticiones de rezos. Algunos de los ciegos los consideran sabios y se les pide consejo. Un turista estuvo una semana recogiendo consejos. Esta es la historia de los ciegos sabios.

29 abril 2008

Mundo previo








































Me encontraba en la Plaza Mayor de aquella ciudad, observé como el camión del ejército descargaba y amontonaba tubos de color verde, y como un grupo de soldados observaban el rompecabezas de tubos, y empezaban a montar, lo que en un principio parecía como un enorme columpio, de estos de parque infantil.

Mohamed era uno de los ciegos más jóvenes de la gran mezquita, y yo entendí que era el que se merecía un destino mejor que el de rezador, y, esperar años y años para ser también consejero. Estaba sentado junto a él, él sonriente, yo compungido por lo que había pasado aquella mañana.

Aquella mañana, lo llevé al hotel. Allí mismo, en mi habitación, un oftalmólogo de Tarragona lo exploró, y nos dijo que su problema tenía solución. Los 17 integrantes del grupo de turistas, estaban dispuestos a aportar dinero para que pudiera efectuar el viaje. Mi esposa estaba ilusionada en acoger en nuestra casa a aquella persona, y darle un futuro distinto.

Todo bien, todo eran risas y proyectos… lo de menos: el dinero, porque las estimaciones económicas más altas, para nosotros eran más que asequibles. No se olvide que nos encontramos en un viaje turístico muy caro, y a la vez, en una zona peligrosa, o sea, que los que íbamos en aquel tour, éramos personas con tarjetas de crédito más que machacadas y un cierto melancólico espíritu aventurero, una combinación ideal para encontrar almas dispuestas a aflojar la mosca. El chico ciego era casi como un souvenir más del viaje. Hasta le cambiamos el nombre, entre todos le pusimos el nombre de Simón. Él chico acepto, sin decirnos lo que pensaba, de todo aquello, vaya, que “Simón”, era el que mostraba una alegría más contenida, sobre un tema del que era el, aparentemente, protagonista.

En todos los aeropuertos se observa cómo algún turista se pasa de la raya y se trae algo extraordinario, algo muy voluminoso, con frecuencia una enorme alfombra, o un mueble… o un sombrero mejicano capaz de dar cobijo a una familia al completo. Otros turistas esconden en la bolsa de la ropa sucia, allí entre la ropa interior, una joya, con presunción de ser muy costosa y que si la encuentran tendrían que pagar un costoso impuesto de aduana. Nosotros nos habíamos pasado dos pueblos, nos traíamos a una persona completa, enterita, toda ella… incluso respirando.

Cuando se enteró su familia, se opuso en redondo, por la única y sencilla razón de que si él se marchaba, la familia se quedaba sin fuente de ingresos. La familia en cuestión había vivido en torno a una carpintería, toda la familia trabajaba en noble arte de hacer pequeñas piezas de madera. El padre, tras muchos años de aprendizaje, trabajaba la madera en un rupestre torno, a ras de suelo, que rodaba a base del impulso con una mano, a una especie de arco que se parecía al arco de un violín, de la otra mano se servía para colocar la madera, con las dos manos ocupadas, se ayudaba de los pies para proyectar el trozo de madera que se iba a convertir en una pieza escrupulosamente trabajada.


Después del accidente de Mohamed, la familia se fue acomodando en torno a una insospechada fuente de ingresos: Mohamed cantaba muy bien, y tenía un fino olfato para la percusión. O sea, que durante el día estaba en el vestíbulo de la gran mezquita, y también participaba en fiestas y ceremonias, cantando y acompañándose él mismo, con sus diversos timbales. Sospecho también que alguna de estas fiestas tendría un carácter abiertamente íntimo, y que más de una turista con nómina alta y en horas bajas, había disfrutado de su compañía. O sea, que nuestro ciego no era un ciego virgen al 100%, ya había estado manoseado. Pero bien, desde el punto de vista formal, todo estaba correcto.

Mohamed (Simón) me dijo: “
Yo no quiero vivir como un borrego más, ahora que se que mi enfermedad se cura, no tengo la menor intención de hacer algo que me recupere la vista pero me haga infeliz, prefiero cantar y rezar ciego, que estar sentado todo el día en un torno haciendo palos para cocinar pinchitos morunos”.

“Ser ciego me ha permitido alcanzar un conocimiento superior, gracias al contacto que he tenido participando en fiestas, conociendo a personas, que en otra circunstancia no hubiera conocido. Mis hermanos no hablan idiomas, ni han estado en los lugares más selectos de la ciudad, ni han hablado con personas del “otro lado”, como tu”.

“Ser ciego no es el todo, puedes ver o no ver, si ves, esto te puede hacer hábil para conducir un coche, pero tampoco pasa nada en no poder hacerlo. Es como tener o no tener dinero, tampoco te ha de hacer necesariamente feliz o infeliz. Cuando todos éramos carpinteros, éramos más felices que ahora, que tenemos más dinero, ahora mi familia tiene miedo de tener que volver a ir a comprar cada día lo justo para el día, porque no hay más dinero”.

“El problema del dinero es que una vez que lo conoces, luego te da miedo perderlo, y te hace más cobarde.

“Nadie sabe cuál es el mejor camino. Tienes que salir, ir a buscarlo, probar, enfrentarte a la vida. Yo, cuando no estaba ciego, me estaba totalmente prohibido pensar en otra cosa que no fuera en el trabajo. Ser ciego para muchas personas es de los peores impedimentos para la vida, para mi ser ciego fue mi salvación. A veces, la condición te salva. Y esa misma condición que te salva, no siempre ocurre lo mismo en otras personas, he conocido ciegos que no han sobrevivido su enfermedad, yo, con esta misma enfermedad, me he crecido. Todo es un “depende”.


“La mejor cualidad humana es saber aceptar las cosas tal como vienen y, tal como vienen saber encontrar el lado más positivo, que lo hay, seguro”.

“Una vez que el ciego supera la etapa del “que va a ser de mi”, empieza a aprender, reaprende, y este reaprendizaje le puede permitir crecerse. Es un lujo, que antes no se podía permitir. Con esto no quiero decir que hay que volverse ciego para ver la luz, sino que hay que saber aprovechar las diversas circunstancias de la vida, porque de las peores, las más extremas, pueden salir las mejores oportunidades en una nueva vida”.





24 abril 2008

El vendedor de gallinas




Si alguien de los nuestros dice: "en nuestra sociedad hay mucho humo y mucho consumo. Que nos hemos vuelto muy materialistas y poco solidarios".


Si alguien de los nuestros dice: "basta de humo, cohetes... y otros fuegos artificiales, y vayamos en busca de la verdad"


Seguro que alguno de los nuestros picaría el anzuelo y diría. "Caramba, este señor esta en pleno auge filosófico". Y... si añade: " Lo voy a conseguir, y vosotros, no os va a quedar otro remedio que seguir sin mi"... hasta podríamos encontrar a algún despistado que equivocadamente le obsequiaría con algún pequeño aplauso.
Resulta muy fácil decir: "Lo conseguiré, aunque me cuesten todas las uñas de las manos y de los pies, y me quede sin dientes". Pero en el fondo, cuando llegas te quedas con la duda, de si aquello era lo mejor.
A veces, de buena mañana, delante del espejo del baño, con el jabón de afeitar listo, y con el estómago hecho polvo por el saco de cacahuetes ingerido y la media botella de güisky, te preguntas, si eso vale la pena.
Mientras me encontraba con estos pensamiento, observaba a un vendedor ambulante de gallinas (supongo que eran gallinas, y no gallos), iba de puerta en puerta vendiendo a los animalitos. Aunque no entendía nada, no me era difícil saber lo que estaba diciendo: "que si son de tal pueblo... que comen solo grano... que andan un montón... " Incluso, si les digo que un buen argumento de venta sería que duermen con el dueño, podría sonar a un comentario gracioso, pero en aquel país, nada más alejado de la realidad.








Seguí andando... me encontré con un cocinero, cocinando en plena calle, así de sorpresa, como si lo que menos te esperas es encontrar un huequecito con un pequeño fogón, y cuatro personas comiendo en el huequecito. Se trataba de un cocinero tal cual, es decir, que cocinaba, nada más, tu compras la vianda, y él la inserta en un palo y lo cocina. El palo se aprovecha para el siguiente.





También conocí (el tiempo lo justo para hacerle una foto y pagar por la misma), a una persona que hacía de modelo fotográfico, se habían montado un negocio de fotografía, había puesto un decorado que simulaba un horno, y con una pala panadera hacía ver que cocía pan. Aquella escena me hizo recordar las estatuas humanas que hay en los centros de las ciudades, que por una moneda, se mueven. Aquí era al revés por una moneda se estaba quieto para que puedieras hacer la foto. O sea, que no paraba de moverse, como si tuviera el mal de san vito, para que no hicieras fotos gratis.









Más tarde vi un parking de burros, tan iguales todos, en la cara y en los arneses que llevaban, que me pregunté, si alguien no se puede equivocar de burro y llevarse a casa otro.







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Todos nos preguntamos alguna vez si nuestro camino es el correcto. Esta ilusión por encontar alguna Verdad, ante tanta certeza y tanta incerteza, hace que lleguemos a creer que somos los protagonistas de algo. Y sólo somos lo que podemos ser: "Soy lo que soy, lucho por lo que soy, y quiero ser un poco mejor".
Desde hace 5 días estoy aquí, hablando con personas que son ciegas, intentanto conocer sus verdades, su sabiduría. Me equivoqué, pensé que una persona, por el mero hecho de ser ciega, ya sabe más.
Al final, la vida te desborda, y te das cuenta que lo que realmente vale, es lo que haces por los demás, lo que dejas.
Vale la pena luchar por alguien que no eres estrictamente tu, que no es estrictamente para tí. Porque esta persona será el testimonio de que tu has pasado por este inmeso hotel, llamado Tierra.
Me encontraba inmerso en estos pensamientos, cuando recibí la llamada de mi esposa, que estaba en no se cual milenaria ruina, en pleno desierto. Me dijo que en esta antigua ciudad es la primera constancia de que una reina (mujer tenía que ser) mandó construir una compleja red para canalizar y distribuir el agua, o sea, para tener el control total del agua. Los habitantes pagaban por lo que consumían, y los que iban de paso, pagaban más. Vaya invento! ya tengo de quién acordarme cuando me llega la factura del gas, que es lo que viene después de la factura del agua.



21 abril 2008

Los ángeles también se equivocan...











Entre mis recuerdos, en el viaje que realicé al país-eje-del-mal, el día que pase más miedo, fue el de la visita que realizamos a una mezquita mausoleo en honor a una niña, hija y nieta de profetas, que murió asesinada en manos de los que querían tener la razón por la vía del exterminio. Desde hace siglos, millones de creyentes visitan su mausoleo para llorar incesantemente el no haber estado más atentos y haber evitado tan temprana e inocente muerte.
Me vi entre miles de peregrinos, todos ellos (mujeres a un lado y hombres y otro) o rezando o llorando. Temí que en cualquier momento se pudieran fijar en el único turista que estaba allí. Si un día al año son capaces de pasarse todo el día haciéndose brotar sangre, hasta conseguir cubrir todo su cuerpo con sangre, qué no iban a hacer conmigo, un europeo, barrigudo y con una cabeza cubierta por una peluca de lana, cosida concienzudamente.

Mansur, mi guía y guardaespaldas, me dijo que no tenía que temer nada, que nadie me iba a decir nada, ni nadie me molestaría, que lo único que tenía que hacer era mirar y estar calladito.

Dentro del luminiscente mausoleo, contemplé un cuadro genealógico que me llamó enormemente la atención, descubrí que el Islam también cuenta con Adán y Eva como los primeros Padres, o como origen de la especie humana. También está María, madre de Jesucristo, y muchos más atrás Abrahan, el gran Profeta de las grandes religiones. O sea que todos, todos, nos reconocemos hijos de un mismo Padre, parece ser que el problema es el nombre que le damos a este Padre o Dios. También estamos un poco confundidos con los Profetas, no sabemos bien a quién hacerle más caso, unos hijos de Adán y Eva se han fijado sobre todo en uno, y otros hijos, sobre todo en otro. Eres Profeta porque te lo piden desde arriba, pero todo aspirante a Profeta debe saber que le puede ir bien, pero también muy... muy mal.

Me cuentan que Mahoma, siendo niño y huerfano, fue acogido por su tío, el cual tenía un hijo llamado Alí. Los seguidores de Alí, dicen que una noche, Dios mandó un ángel a la tienda donde dormían Alí y su primo Mahoma, el ángel tenía la misión de despertar a Alí y decirle que sería su gran Profeta, pero se equivocó, y en lugar de despertar a Alí, despertó a Mahoma. La que lió el angelito, porque desde aquella noche, millones de personas se han ido matando alternativamente, defendiendo cada uno su propia verdad.
Que seamos todos familia, explica también por qué no nos entendemos. Yo mismo, no me entiendo en absoluto con mi primo, el del bigotito engominado y habla superlativa (quiere parecerse a Dalí), y mi ex esposa nunca me ha perdonado... me complicó la vida hasta que consiguió dejarme sin una peseta, su sinperdón llego a tal extremo que estuvo defendiendo la propiedad de un jarrón comprado en el todo a cien del barrio, tan hortera, que nunca supimos si dejarlo como objeto de decoración o esconderlo cada vez que venía una visita. Así es la vida. Familia igual a líos familiares.
Total que mi viaje espiritual se me estaba complicando, a medida que iba viendo, me veía ni mucho mejor ni mucho peor.
Mansur me miró fijamente, buscando un cierto aire ceremonioso en lo que quería decir: "... nada se enseña, sólo te podemos guiar por el camino que conduce a la verdad, y la verdad está en ti mismo"
Me quedé mirando a Mansur y le dije...
"Um... me temo que los dos vamos al mismo psicoanalista".






16 abril 2008

500 martillazos















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Permanecí embobado (mi esposa dice que esta es una de mis más obstinadas habilidades), horas y horas viendo como se fabrican picos. Con extraordinarios certeros golpes de martillo dos herreros iban moldeando un trozo de hierro en el utensilio más preciado en la construcción: el pico, hermano inseparable de la pala. Para que mi ciego no se aburriera, le estuve explicando lo que veía:
"Dos hombres trabajan fuera, en la calle, en el suelo. Un ayudante les trae la pieza al rojo vivo, tal como les llega empiezan los martillazos, no hay mucho tiempo, en un minuto (lo estuve comprobando yo mismo), hay que volver la pieza a la fragua para volverla a calentar y hacerla nuevamente maleable. La peor parte se la lleva un niño de apenas 10 años, cuya única labor es estar dentro, de espaldas a todo, montado en una bicicleta, que no anda, insufla aire que va directamente al núcleo de fuego, que ha de servir para calentar el hierro. A mi este niño me dio mucha pena, el otro chaval, más mayor, pues iba de la fragua al puesto de martilleo, iba casi como de paseo, los que martilleaban estaban a plena luz del día, y entre ida y venida de la pieza, podían distraerse hablando o mirando a la gente pasar, pero el niño estaba de espaldas al mundo, frente a una pared imposible de estar más sucia, y pedaleando a ninguna parte.
Recordé mis brevísimas etapas de apuntarme a un gimnasio, ponerme delante de una tele y pedalear también a ninguna parte. Que ironía !!! Solo nos parecíamos en una cosa, que yo no cobraba nada por el pedaleo, y él cobraba casi nada por el pedaleo, entiéndase casi nada como la cantidad más próxima a la nada. El niño más delgado ya no podía estar... y yo... a veces pensaba que si no tuvieran clavada aquella bicicleta en el suelo, ésta, ante mi peso, huiría presa de terror".
El ciego me preguntó cuál era mi trabajo:
Mi trabajo consiste en buscar explicaciones sensatas de por qué las fotocopiadoras que yo vendo, valen el doble que cualquier otra del mercado. Como se puede fácilmene comprobar, todas las fotocopiadoras sospechosamente se parecen, como si todas hubieran salido de una misma cadena de montaje (de hecho yo creo que existe una única fábrica en el mundo, dos a lo sumo). A continuación hago una pequeña lista de argumentos que hacen nuestra fotocopiadoras distintas a las otras, todos ellos argumentos más que suficientes para pagar el doble:

    • Trabajan con alegría (no es muy buen argumento, pero lo uso)
    • Protegen el medio ambiente.
    • Los colores son más brillantes, más nítidos, y más realistas.
    • Los técnicos del servicio técnico son ingenieros.
El problema es que hay meses que no vendo las 6 necesarias, para que mi sueldo no sea ridículo, y encima tengo que soportar a mi jefe que me dice que "hay que luchar contra el mundo para cambiarlo, y, no lo dudes, puedes cambiarlo si lo crees, este mes no te lo has creído y mira como te ha ido.."
Los mejores meses de los últimos años, fueron aquellos que recién salido mi jefe de un curso de liderazgo, cuando no se vendía lo mínimo exigible, me decía: "Tu trabajo es muy bueno, muy bueno, pero hay que limar ciertos aspectos de tu trato con los clientes, porque no estamos llegando a él adecuadamente". A continuación me preguntaba por mi familia y por el perro que adoptamos perdido en el bosque. O sea, era un refuerzo positivo, decía lo contrario de lo que pensaba, parece ser que el buen líder dice lo contrario de lo que piensa, lo cual, si es cierto, es para pensárselo, sobre todo en política. El tema del refuerzo positivo duró 6 meses que fueron flojitos, a continuación volvió a lo de antes, a dar martillazos, a diestro y siniestro, que él no sabía si era mejor, pero se quedaba más descargado de adrenalina.
Absorto en mis pensamientos me olvidé de mi interlocutor, el cual, me dijo que cada día, empezara el día con esta oración.
Tu eres el padre invisible, el que nos escucha y nos ve, el que sabe lo que pensamos y lo que queremos hacer... Bendícenos cada día, porque necesitamos tu guía para hacernos más seguros y confiados.
Y... (pensé) y buenos vendedores ...





13 abril 2008

La fiesta











Vive la vida por lo que es, tal como es
Vívela frente, y delante de ella
Y mientras la vivas, ámala por su sinsentido
Recordando los momentos que has sido feliz
Y los momentos que has luchado para que lo sean y no han sido.

Blasblas



La persona a la que llamaban "el monstruo" quedó sorprendida al saber que había vuelto, al día siguiente. Me dijo que no tenía más que decirme, tenía hecho un guión de la entrevista, y ya esta, todos los visitantes se sentían satisfechos.

Le traje pan, un pan sin levadura que en aquel pais se fabrica sin cesar. La gente come con las manos, ayudándose de aquellas láminas de pan. También le compré uva.

Suspiró con resignación, y empezó a hablar:

"Me dieron la vida por haberlo superado… y no haberme vuelto loco. ¿Acaso cree que se puede ejecutar de esta manera, ¿Qué aspecto daría mi país?, ejecuntándo un pedazo de carne.

He perdido la noción del tiempo… recuerdo el juicio…

Los de la fiesta…. eran personas que ni nos respetaban ni nos admiraban, una selecta fiesta dedicada a la ignorancia. Era el encuentro con la ignorancia, como para tapar el desconocimiento que Uds. tienen de nosotros.

No tenía nada que hacer, sólo ir y decirle al portero-policía: Debo ver a mi hijo Abu, jefe de camareros, soy su padre, y le quiero decir que su hijo ya ha nacido.


Me creyeron porque era verdad. Eran seres indignos, un grupo de personas que nos iban a decir que nos soportaban y nos admiraban, encabezados por un escritor al que habíamos perdonado solo para que estuviera confiado.

Mi hijo no podía sobrevivir. Yo quería ser útil, quería aportar algo a esta inmensa nada. Todo ocurre en un momento. Al final, todas las sangres se mezclan, todo se mezcló, pero fracasé".

"Fracasé".

"Le dije a mi hijo que no fuera a la fiesta.

Abul, no vayas”

Me dijo que si él no iba, yo no entraba. Nos habían prometido 3 generaciones de bienestar para nuestra familia. Y 124 vírgenes en el paraíso. Yo con las 3 generaciones de bienestar para mi familia ya me conformaba".
Le pregunté "¿Qué hay después de la vida”
"Volvemos al paraíso"
¿Qué paraíso?
No lo sé.

08 abril 2008

El monstruo






Antes de llegar al hotel, compré ropa, había decidido ir vestido de una forma más normal, y no llevar todo el día el uniforme de turista. Le regalé a un niño mi gorra de contraalmirante de la marina de los Estados Unidos. Entré en el hotel y me dirigí directamente a la habitación, me dije "por una noche no me voy a emborrachar en el buffet libre y luego compensarlo con la colección de pastillas que tengo en la maleta".


Me senté en la cama y cogí el primer papel que estaba a mi alcance. Era un informe dietético en el que dice que no puedo mezclar los mejillones con la mantequilla (????). Recordé la pretendida tienda (negocio) de adelgazamiento en la que me pesaban de espaldas, para que no viera mi peso. Según me decían, cada semana perdía kilos, pero cada semana tenía más problemas para abrocharme la americana, me decían que perdía kilos y kilos de grasa, pero que mi cuerpo se protegía poniendo litros y litros de agua (como si fuera un embalse, almacenando para los ciclos de poca lluvia).

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El pasillo de la cárcel era oscuro, lo vi lejos, sentado (atado) en una silla, no tenía piernas, a un brazo le faltaba una mano, al otro brazo, medio brazo. No estaba atado por miedo a su huida, estaba atado para que no cayera de la silla.... era el monstruo..


"... Pasé la tarde viendo como preparaban la fiesta, me siento indigno porque sobreviví... sobrevivir hace que te sientas indigno... la fiesta era en honor a un novelista que yo había leído en mi tiempo de universidad en Europa, se decía que era una persona difícil, inclasificable... nos criticaba y nos ponía en duda. Aquí no se permite ni la crítica ni la duda.


Hice lo peor que se puede hacer... tengo hijos... Ud. tiene hijos (le dije que si, y recordé que fue tras una larga fecundación in vitro, tanto deseaba mi esposa tener hijos).


El plan era que me iban a permitir la entrada a la fiesta porque mi hijo era uno de los camareros, Eso hice, me levanté una mañana, hice mis oraciones, tomé el desayuno, cargué el explosivo.... fui a la parada del autobús... Sobreviví, es muy duro sobrevivir a tu hijo.




Entrar allí dentro y reventarlo todo era la vida. Y yo elegí la vida.





Podría decir que me arrepiento. No puedo, no me dejan. Pero si me arrepintiera, ¿Qué sentido tendría? ¿Como te puedes arrepentir de algo que solamente tiene una salida? Esto es todo. Después de 10 años ya nadie se acuerda de mí. Me usan de muñeco de feria, por 50 dólares, cualquier periodista tiene su reportaje, y como ya han pasado casi todos los periodistas, ahora ya vamos por los turistas con dudas existenciales, como Ud.".




















05 abril 2008

Cabezota de piel de oveja




Para mí fué un auténtico honor acompañar a aquella persona ciega a su casa. Como cada día, venía un hijo suyo para acompañarle. Yo me uní al regreso. Atravesamos la calle más antigua del mundo, una calle que ya menciona la Biblia, la vi bastante desgastada, hacía años que no invertían nada en adecentar lo que tendría que ser un orgullo nacional. A estas alturas, ya había aprendido, que lo que yo entendía de la vida hasta ese momento, era eso, un pasado.

"El accidente lo tuve en el país de los cedros, en el país de las guerras, de las construcciones y reconstrucciones. Íbamos en el coche dos escoltas, un chofer, mi esposa y yo. Como todos los misiles, vino del aire, avisó que llegaba con un silbido, pero no para evitar la explosión, para avisar que la muerte había llegado, para darnos medio segundo para despedirnos los unos de los otros".
"Fui el único que sobrevivió a la explosión. Quedé ciego. Que para mi fue como quedar muerto".

"Me encontré ciego, con 2 hijos y 19 familias que dependían de mi directamente. No supe que hacer, impotencia, frustración, aislamiento. Empecé a dar órdenes, a que se me explicara todo, estaba todo el día en el negocio, escuchándolo todo, obsesionandome por controlarlo todo. Pero yo sabía que en el fondo no sabía ni podía dominar nada. Llegué a la conclusión que mi peor desgracia no fué la bomba, fue el no saber escucharme a mi mismo. Yo me había convertido en mi peor enemigo".

"Les dije a mis hijos que me iba, que dejaba los negocios, y que me llevaran cada día al vestíbulo de la gran mezquita. Mis hijos me mintieron diciendo que el comercio sin mi no era nada. El primer día que me llevaron allí, fué como un funeral, como una despedida. Les pareció, me pareció, luego supe que fue verdad, porque realmente fue una despedida, fue el día que cambio mi vida para siempre".
Decidí darme yo mismo las respuestas a las grandes preguntas de la filosofía: "¿quién soy yo, a donde voy yo...?"
  • Yo no soy nadie
  • Yo no voy a ninguna parte.

"Me sentaron en una silla, y allí tenía que estar hasta las 6 de la tarde, hora en que vendrían a recogerme. Esperé... tenía que ocurrir algo.... y ocurrió: Vino un buen hombre, me dió una moneda de tan poco valor, que solo sirve para que los niños les den en la tienda 3 pistachos, y me pidió que rezara por su anciano padre, que estaba muy enfermo. Le pedí que me diera la mano, rezamos los dos una primera oración, y me comprometí a repetirla a la llamada de cada rezo.

A los 3 días volvió para darme otra moneda (la que sirve a los niños para comprar 3 pistachos), y me dió las gracias, su padre falleció, pero me dijo que tuvo una muerte dulce. En ese momento entendí que ya era algo, que en mi nueva vida habia dado el primer paso".
Mientras me decía esto, me encontré delante de una tienda de ropa en la que habia un gran espejo, vi toda mi persona reflejada en él. Me ví y hubiera no deseado no verme. Vi que llevaba unos enormes y acoginados zapatos deportivos.... con suspensión incorporada!, como si estuvieran preparados para terremotos. Me ví con los pantalones cortos de tenis (en mi vida había jugado a tenis), luego vi aquella barriga, y vi lo peor de todo... el resultado final de un implante capilar, 4 horas en un quirófano para tener pelo (más bien una especie de lana), parecida al de las cabeza de oveja.


04 abril 2008

... y un día, sin más, mi vida cambió para siempre






Volví al pasillo de la Gran Mezquita para hablar con otro ciego. Aquella mañana, Mansur, mi traductor, me presentó una persona que hablaba perfectamente castellano, con lo cual, no me hacía ninguna falta un traductor.
Resultó ser un hombre de negocios que había estudiado economía en España. No quise preguntarle como había llegado hasta allí, ni la causa de su ceguera. Sin mucho preambulo empecé a preguntar:
¿Qué es la creatividad?
Descubrir cosas donde los otros no saben ver. Saltarse las reglas para descolocarlo todo y obtener un resultado asombrosamente diferente.
¿Qué es la obediencia?
Es lo contrario de la creatividad, es hacer las cosas bien, sabiendo respetar escrupulosamente las reglas.
¿Si quiero montar una empresa, que busco obedientes o creativos?
El personal obediente consolida la empresa, hace que funcione, pero si no hay gente realmente creativa, no hay revoluciones con nuevos productos, y, por lo tanto, la empresa muere.
¿Y qué es un genio, que tienen en común Aristóteles, Newton y Kant?
El genio es la máxima expresión del creativo, el creativo madura las cosas en días, el genio esta dispuesto a pasarse años antes de descubrir algo, que con mucha frecuencia ni sabía exactamente lo que buscaba.
¿Dime algo que nos haga absolutamente diferentes los unos a los otros?
La capacidad única y patrimonio de la esencia humana, de cuestionar, de poner en duda lo que se ve, y crear algo nuevo.