El un lugar donde prefiero no acordarme, las personas ciegas las llevan al vestíbulo de la Gran Mezquita, para que pasen el día. Allí rezan, y también reciben peticiones de rezos. Algunos de los ciegos los consideran sabios y se les pide consejo. Un turista estuvo una semana recogiendo consejos. Esta es la historia de los ciegos sabios.

04 abril 2008

... y un día, sin más, mi vida cambió para siempre






Volví al pasillo de la Gran Mezquita para hablar con otro ciego. Aquella mañana, Mansur, mi traductor, me presentó una persona que hablaba perfectamente castellano, con lo cual, no me hacía ninguna falta un traductor.
Resultó ser un hombre de negocios que había estudiado economía en España. No quise preguntarle como había llegado hasta allí, ni la causa de su ceguera. Sin mucho preambulo empecé a preguntar:
¿Qué es la creatividad?
Descubrir cosas donde los otros no saben ver. Saltarse las reglas para descolocarlo todo y obtener un resultado asombrosamente diferente.
¿Qué es la obediencia?
Es lo contrario de la creatividad, es hacer las cosas bien, sabiendo respetar escrupulosamente las reglas.
¿Si quiero montar una empresa, que busco obedientes o creativos?
El personal obediente consolida la empresa, hace que funcione, pero si no hay gente realmente creativa, no hay revoluciones con nuevos productos, y, por lo tanto, la empresa muere.
¿Y qué es un genio, que tienen en común Aristóteles, Newton y Kant?
El genio es la máxima expresión del creativo, el creativo madura las cosas en días, el genio esta dispuesto a pasarse años antes de descubrir algo, que con mucha frecuencia ni sabía exactamente lo que buscaba.
¿Dime algo que nos haga absolutamente diferentes los unos a los otros?
La capacidad única y patrimonio de la esencia humana, de cuestionar, de poner en duda lo que se ve, y crear algo nuevo.