El un lugar donde prefiero no acordarme, las personas ciegas las llevan al vestíbulo de la Gran Mezquita, para que pasen el día. Allí rezan, y también reciben peticiones de rezos. Algunos de los ciegos los consideran sabios y se les pide consejo. Un turista estuvo una semana recogiendo consejos. Esta es la historia de los ciegos sabios.

11 junio 2008

Laberinto





















Carta a Mohamed-Simón




Mi historia es una historia fácil... demasiado fácil... hasta resulta aburrida. Me voy a tener que esforzar mucho para hacertela interesante. Te voy a contar cómo llegué a ser un donnadie.

Yo siempre quise ser famoso, ganar un premio con reconocimiento internacional.

Las fantasias no deberían ser realizables, porque cuando las consigues ya no tienen sentido. Desear es soñar cosas que no serán jamás reales, como ser un buen violinista, sin tener idea de como se coge un violín.

Ser famoso o ganar mucho dinero en sí no tiene gracia, la gracia es cerrar los ojos y verte famoso o rico.

Realmente no lo quieres realmente.
Lo que te motiva es la fantasia de quererlo. Sólo somos felices cuando soñamos despiertos acerca de la felicidad futura.

Vivimos en un laberinto.


Contínuamente andamos por sus calles sin sentido, buscando una salida, que solo la mas absoluta casualidad te puede llevar a la salida, al éxito.
Vigilia que tus ilusiones, porque cuando las tienes dejan de ser ilusiones para ser algo, con demasiada frecuencia, decepcionante.
C
onseguir lo que quieres te hace infeliz.
Luchar por lo que te hace soñar despierto te hace sentirte vivo.
No quiero ser recordado por lo que soy, por la manera en que he vivido, me gustaría ser recordado por algunas decisiones que tomé, como adoptar a un joven ciego, de un país remoto, y enemigo del resto del mundo.
E
n estos años que estoy viviendo, donde paso la mayor parte de las horas o durmiendo o vendiendo fotocopiadoras caras, algo íntegro tengo que haber hecho, algo tengo que haber hecho que me haga ser algo más que el bello durmiente de la venta de fotocopiadoras caras.
Porque al final, solo voy a saber qué he hecho en esta vida, viendo la vida de Mohamed-Simón en un sitio que no es el suyo. Cuando Mohamed-Simón explique :

"yo era un vendedor de jabones a granel, iba por las calles voceando mi producto, tuve un accidente con una lata de pintura que me dejó ciego, Blas me salvó, me trajo a este mundo, y ahora mi hijo cada noche me pide que le hable de abuelo Blas, aquel hombre que un día lo recogió en la mezquita, y se lo llevó a Tarragona".